lunes, 22 de septiembre de 2014

¡Ay como me duele mi Guatemala¡


Guatemala, muy a pesar nuestro y aunque nos duela se convirtió en un país subyugado, en la  patria de los dominados, un nación de ladrones, extorsionistas, corruptos y mentirosos, en donde salvo contadas y honrosas excepciones, sus ciudadanos desconocen  la ética y se carece de moral. Somos un país sin justicia.  En donde nuestros políticos roban de manera descarada y cuyos funcionarios de gobierno son los principales saqueadores del erario nacional. Una tierra en donde sus habitantes se hacen de la vista gorda ante este inmisericorde desvalijamiento al que nos tiene sometido el gobierno de turno. Mas todo eso a la gente no le importa, pues no hace nada. Somos una nación en donde políticos y funcionarios nos mienten de la manera más descarada.  Y, peor aún no les basta mentirnos nos ignoran, al extremo de que no les importa la vida que llevamos los ciudadanos y menos aún nuestras familias, probado está que lo único que les importa es el dinero que tenemos en nuestros  bolsillos y pues de ellos sale el dinero para sus depredaciones. En una palabra a ellos lo único que les importa es que te jodas..

Y, sabe amable lector que no solo se llevan el dinero a sus cuentas en el extranjero también nos roban la salud, si a usted y a sus hijos, al desfalcar el Ministerio de Salud Publica comprando medicinas con sobreprecio, nos hemos convertido en una nación en don hasta nuestros derechos sociales han sido robados, somos un país en donde te roban hasta el derecho a  la educación, colocándolo todo como pago para los amos de turno en el gobierno.

Por eso me dueles Guatemala porque a todos,  eso nos da igual, no nos importa. Somos el país donde los jubilados cobran salarios de hambre pues nuestra moneda a perdido su poder adquisitivo, en pocas palabras ahora que según tengo entendido subieron la edad para jubilarse a 70 años de seguro cobraremos una mierda de jubilación.

Somos el país en donde los poderosos con sus billetes, se libran de la justicia, mientras que los pobres somos condenados aún siendo inocentes y nos tratan como delincuentes, nos lanzan a la calle sacándonos de nuestras casas porque no podemos pagar, las cuotas leoninas con que los bancos nos dan financiamiento. Nos han abandonado y estamos a merced de los usureros que los dirigen. Pues poco falta para que las instituciones de crédito te quiten  hasta los calzoncillos, donde hasta morirse es caro.

Somos un estado, en donde los medios de comunicación enmudecen y con su silencio cómplice no informan la verdad, o manipulan la información con la que encubren la corrupción, una nación en donde los medios están llenos de izquierdistas, que fomentan con sus opiniones la anarquía y defienden con su retorica, un discurso trasnochado que ya no cabe en pleno siglo 21. Periodistas que claman venganza por la derrota sufrida en el campo de batalla y que han encontrado al alero de los medios como el arma para desquitar su inquina. Y, por ello llaman a la confrontación como ocurrió recientemente en una comunidad de San Juan Sacatepequez, en donde un grupo de  encapuchados supuestamente miembros del CUC, asesinaron despiadadamente a menores de edad y sus padres. Y, las autoridades encargadas, siguen indiferentes y en silencio sin realizar las capturas pertinentes. 

Guatemala es ahora un territorio en donde la gente en lugar de ayudarse, se ríe del mal ajeno, al extremo de humillar a los pobres volviéndolos dependientes de un sistema que no fomenta el que seamos gestores de nuestro propio desarrollo, sino al contrario promueven la mendicidad y provocando que la taza de explosión demográfica se incremente, al darle dinero por sus hijos menores, en lugar de enseñarles un oficio  que les permita un progreso real. En pocas palabras no les permite ser gestores de su propio desarrollo.

Somos el país en donde pueden a violar, robar, extorsionar o matar, a tu mujer, tu madre, tus hijos, incluso a nosotros  mismos, y aun así seguimos sin hacer nada y hemos llegado al colmo de dar  las gracias, por las pisadas que nos dan.


Por eso me dueles Guatelinda. Por eso sufro. Y, me pregunto hasta cuando vamos a dejas de ser un país de castrados y vamos a mandar a la MIERDA, a quienes tienen al país en esta debacle que nos está consumiendo.

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