domingo, 21 de octubre de 2012

Mi amigo el compositor...

A finales del año 1982, regresé a mi querido Escuintla, después de una larga ausencia. Acababa de divorciarme y me fuí a vivir a la casa que mis viejos tenían en la cuarta calle de la Ciudad de las Golondrinas. Mi papá tenía dos años de muerto y yo todavía no superaba su partida.  Una tarde de marzo, mientras compraba pan en la Panadería vecina a mi casa (Los Charritos, que hoy ya no existe). Mientras platicaba con Miguel Mazariegos, entró un hombre alto de piel enjuta, cabello cano, no usaba bigote y se notaba que  se rasuraba meticulosamente, tenía una cicatriz en el cuello (producto de un accidente lo supe después) . y usaba unos lentes con mucha graduación, que le hacían parecer mas grandes sus ojos. Llevaba botas vaqueras, pantalón de mezclilla y una camisa a cuadros de manga corta, una gruesa cadena de oro con una medalla de la virgen de Guadalupe que pendía de su cuello podía observarse. A pesar de ser delgado, tenía el abdomen abultado lo que le daba a su aspecto un toque cómico. 

Saludó en vos alta a todos los presentes y mientras hacía el pedido del pan que necesitaba, notó que yo lo veía con insistencia. Se sonrió conmigo y se aproximó a saludar a Miguel que parecía conocerlo. Luego del intercambio de saludos, Miguel, nos presentó, yo le dije mi nombre y al escuchar mi apellido me preguntó quien era mi padre. Le respondí el nombre de mi difunto viejo y el inmediatamente me preguntó por él diciéndome que eran muy buenos amigos. Le comenté que había fallecido recientemente y le pregunte de donde se conocían. Mientras conversabamos su rostro comenzó a hacerse familiar en mis recuerdos y de pronto cuando el mencionó un antigua aserradero que había funcionado en la esquina de mi casa, logré recordar al personaje. La conversación se hizo más amena y el hecho de ser viejo amigo de mi padre, abrió las puertas para lo que fue más adelante un amistad inolvidable. 

Resultó que se llamaba Edgar Rodolfo Barreto Barneod, de los Barneod dueños de la finca El Pabellón camino al Ingenio el Salto. El vivía en la finca que fue de su madre Doña Sarita  hasta la muerte de ella que paso a poder de él y su hermano Mario. La finca en cuestión se llama San Eduardo y es vecina del Ingenio El Salto, en aquel tiempo la arrendaba mi buen amigo Enrique Hegel, para sembrar caña y Edgar vivia en Chalet que tenía hasta piscina, Vivía solo aparentemente, pues se había separado de su esposa desde hacía ya varios años. Me invitó a ir a su finca para que viera unos cuadros que el pintaba y resultó que también componía música. Y su casa era una mezcla de Atelier de pintor y estudio de grabación, había allí bajos electricos, guitarras sextas, congas, maracas, sintetizadores, microfonos, amplficadores, bocinas de todo un poco y en el otro extremo de la entrada estaba un caballete, pinceles y un cuadro en ejecución. Fue una tarde inolvidable, aunque su voz era de "chichicaste" (el mismo lo decía), sus melodías eran buenas. Estaba en ese momento empeñado en escribir una melodía por cada departamento del país. Acababa de terminar "Escuintleca" que la interpretaba Germán Girón May (El cuate aquel que cantaba en el Grupo Madrigal que fue a un OTI, con la canción Suave y Dulcemente), acompañado por la orquesta de Bob Porter. También me hizo oir varías melodías interpretadas por Paco Cáceres (Q.E.P.D), el Trio Los Brujos y un bolero ranchero que cantaba la inolvidable Tanya Zea. El no bebía pero mantenía trago en su casa para los cuates.

A partir de aquella tarde nuestra amistad fue creciendo hasta hacernos casi inseparables. Era un ser humano excepcional. Con el viví tantas situaciones jocosas, que vivirán en el anecdotario de mi vida y que hoy quiero compartirles algunas de las que mas me goce. 

Un viernes por la mañana se apreció por mi casa el Tete Barreto como le decíamos su amigos cariñosamente. Me llegó a invitar para que lo acompañara a Sacatepequez, específicamente a la Antigua Guatemala, hacía algunos días, había concluido la grabación de una melodía dedicada a ese departamento que estaba por iniciar la celebración de la Feria departamental, la canción la había grabado Paco Cáceres y habían arreglado hacer la entrega oficial de la canción al alcalde municipal en una presentación de las candidatas a Reina de la Feria.  Quería que lo acompañara y que hiciera las veces de su secretario. Yo por supuesto me ofrecí encantado. La entrega sería el sábado por la tarde pero el me pidió que llegara a desayunar a la finca para que le ayudara a repasar su discurso por la mañana. 

El sábado llegué a las siete de la mañana, de la cocina salia ya el olor del desayuno.  Comimos opíparamente, huevos revueltos con tomate, avena, frijoles volteados, tortillas tostadas, unas exquisitas longanizas y un humeante café de olla que mis respetos. Terminado el desayuno pasamos a su improvisado estudio, a ensayar lo que diría en la entrega del disco. Sugerí algunos cambios y al promediar la mañana, se acordó que debía ir a la administración del Ingenio el Salto a recoger un cheque de los que frecuentemente recibía por el alquiler de las tierras.  Salimos rumbo al ingenio y al llegar nos dirigimos inmediatamente a la oficina de Don Paco Díaz, el jefe administrativo si mal no recuerdo. Ya en su oficina se saludaron cordialmente y luego de algunas bromas, Don Paco le dijo a Edgar, que se llevara una caja de condones de colores que estaba sobre su escritorio y que le había obsequiado y que a él le servirían más (tenía una muy bien ganada fama de mujeriego). Edgar ni lento, ni perezoso tomó la caja, al tiempo que Don Paco le entregaba su cheque ambo cheque y caja de condones fueron a dar a un ataché (maletín ejecutivo) que siempre cargaba consigo, era de piel y en más de una ocasión lo había puesto en apuros pues se trababa y había que golpearlo para que abriera. Nos despedimos de Don Paco y regresamos a la finca a recoger unos unos discos de acetato (aún no inventaban  los discos láser) que pensaba mi amigo el compositor regalar, mismos que fueron hacerle compañía al cheque y los condones. Subimos a su camioneta y partimos para la Antigua, la idea era ir a comer a San Felipe de Jesús en un restaurante donde vendían una deliciosa "Piloyada" ademas de un excelente "Revolcado". Llegamos a San Felipe como a las dos de la tarde. Después de saborear los platos típicos que pedimos fuimos a caminar por el pequeño mercado frente a la iglesia de San Felipe, aquel era muy aficionado a los dulces y decidió comprar algunos dulces tipicos, que devoramos inmediatamente. La reunión era a las siete de la noche y aún teníamos tiempo suficiente para deambular por la Antigua.  Como a las cinco fuimos a buscar un Hotel donde pernoctar y donde se pudiera aquel cambiar. Llevaba un traje blanco tipo zafarí, una camisa negra de cuello de tortuga y sus infaltables botas que también eran blancas. Colgada del cuello la enorme medalla de la virgen  que pendía de la gruesa cadena le daba un aspecto muy singular. Puro "Guanaco ladrón" decía el mismo. 

Llegamos al parque central de la Antigua alrededor de las siete y cuarto. A un costado de Catedral habían improvisado un escenario. Ya se encontraban en el lugar algunas de las autoridades y candidatas a reina. Entre ellos pude distinguir a Paco Cáceres que ya se encontraba en la esquina de la Casa de la Cultura de Antigua. En el escenario los técnicos en sonido hacían las pruebas correspondientes. "Bueno...Bueno.... un, dos, tres...probando" (siempre me he preguntado porque dicen bueno y no otra cosa o malo ya de perdida). Edgar saludó al alcalde quien ya lo conocía y lo abrazó efusivamente. Paco Cáceres se acercó también a saludarnos. Yo trataba de mantener un perfil bajo, pues se suponía que era su secretario particular. Y, llevaba el dichoso ataché con los discos, los condones y el cheque. Vuelta que daban, vuelta que daba yo, para no perderme nada de lo que ocurriera y como sabía que mi amigo el compositor gustaba de regalar sus discos sabía que en cualquier momento me pediría el maletín. 

Pronto fueron llegando todos los invitados que ocuparon su sitio en el entarimado del escenario. El Gobernador departamental y su esposa, la esposa del Alcalde, funcionarios del Gobierno tanto municipal como de la Nación habían hecho acto te presencia. De pronto un pisadito, así chiquito, todo flaco el hijueputa, se plantó frente al micrófono y con voz profunda y grave (se notaba que impostaba la voz). Dijo: "Damas y cabellos que nos acompañan en esta tibia noche antigueña, tengan todos y cada uno de ustedes la mejor de la noches y vamos a dar inicio al acto protocolario previo a la elección de señorita Sacatepequez" . A todo esto ya un nutrido grupo de personas se había reunido frente a Catedral. 

Se entonó el himno nacional, se le rindieron honores al pabellón nacional, hubo palabras alusivas al acto por uno de los miembros del Concejo Municipal y poco a poco nos fuimos acercando al punto donde mi buen amigo tenía que subir al escenario para entregarle juntamente con el cantante la melodía al alcalde. 

Luego de presentar a todas las candidatas, el pisadito del locutor, presentó a Paco Cáceres que cantó un playback de la melodía compuesta por mi amigo. Que ya llevaba en un casete, terminada su presentación el conductor del programa hizo la introducción de mi amigo. "Damas y caballeros, culto público que nos acompaña esta noche, llegó el momento de presentar a ustedes al compositor de la melodía que acaban ustedes de escuchar quien hará entrega oficial de la misma al ciudadano Alcalde. Con ustedes el compositor nacional Edgar Barreto" El público aplaudió frenético, pues cuando Paco termino de cantar la canción el público emocionado la ovacionó. 

Edgar subió al escenario y atrás muy discretamente lo hice yo llevando el maletín que seguramente me pediría para entregar el o los discos. Luego de su presentación por el conductor, Edgar se dirigió al público presente y al terminar su alocución me buscó entre los presentes y con un gesto me indicó que era el momento de darle uno de los discos que llevaba. El alcalde para la la par de él esperaba la entrega del acetato. Yo comencé a tratar de abrir el maletín pero este se trababa frecuentemente y había que darle unos golpecitos. Edgar se percató de mi problema se adelantó unos pasos y me quitó el maletín de las manos, se lo apoyó en la rodilla y golpeo con la mano empuñada y con fuerza los seguros del maletín. A los golpes el bendito maletín se abrió repentinamente sin dar tiempo alguno para detener su contenido y este voló por los aires esparciendose a los pies de las candidatas a reina de la feria. 

Lo primero en caer fueron unos dulces típicos de los que habíamos comprado en San Felipe. Luego la caja de condones de colores que en un inicio y dado que los primeros eran dulces todo mundo en el escenario creyeron que se trataba de paletas y el cheque que esa mañana le habían entregado.

Al caer al suelo el contenido las varias de las candidatas dijeron en vos alta "se le cayeron los dulces al compositor" y presurosas se acercaron a recogerlos una de ellas, la primera que los tomó creo, cuando se acercó a Edgar para entregar lo recogido se percató de que eran en realidad y toda inocente le digo molesta "Viejo coche" y le tiro los condones por la cara. La esposa del alcalde también de acomedida se agachó a recoger unos que cayeron a sus pies y se puso pálida, no se si de coraje o de vergüenza al darse cuenta de que se trataba. El descubrir que eran en realidad las "señoritas" se encabronaron y comenzaron a decirle al compositor cuanta grosería se les ocurrió. El pisadito del conductor, comenzó a tartamudear, no sabía que hacer ni como explicar lo que pasaba, el alcalde se emputó tanto, que le mentó la madre a Paco que ninguna culpa tenía de lo ocurrido. La vieja del alcalde no se si fingió un desmayo o de verdad le dio, pero cayó en el entarimado. El conductor, seguía tartajo. Una de las candidatas empezó a vomitar, yo quise irme a la mierda pero, me aguanté por mi compadre. Una de las patojas me pegó un pijazo, en eso me acordé del cheque y entre las patas y los vómitos de las traídas me agache a buscarlo. Lo encontré medio buitriado. Como pude me lo guardé en la camisa. El compositor que iba todo de blanco en ese momento estaba rojo, rojo.  El público desconcertado no entendía que pasaba. El conductor alcanzó a decir "Este...este...el..el...compo...el composi... viejo degenerado". Nadie de los que componían la audiencia entendía que pasaba. La transmisión en vivo, se suspendió. Paco sufrió un colapso... en el tumulto que se armó alguien corrió hasta el teléfono público y llamó a los bomberos que llegaron justo cuando trataban de reanimar a Paco...(que ha estas alturas creo que se estaba haciendo). Lo subieron a la camilla y partieron raudos al hospital. Mi pobre compadre ya no hallaba que hacer lo tuve que agarrar del brazo y lo sacudí fuertemente, para sacarlo de una especie de trance en el que había caído. 

El Jefe de la Policía que se encontraba entre los presentes, presintiendo la hecatombe llamó por radio para que llegaran más policías a auxiliarlos. Al grito del pisadito del conductor que le dijo viejo degenerado al compositor, algunas personas del publico lo mal interpretaron y creyeron que el compositor había insultado a alguna de las candidatas o había tratado de propasarse y se abalanzaron sobre el entarimado. Ante esto y el empuje de los asistentes el entarimado empezó a ceder. Comenzaron los gritos. Todo mundo afligido gritaba, gritaban las candidatas, las mujeres del alcalde y el gobernador. El gobernador emputado le mentaba la madre al alcalde y al compositor y aprovechando el tumulto agarré del brazo a mi amigo y lo jalé hacía las gradas de la tarima. 

Y, dado que la Policía quedaba cerca, en unos instantes estábamos casi rodeados de chontes vestidos de azul (los pitufos de antes). Aprovechando la confusión y el tumulto le quite el saco a mi compadre, lo agarre del brazo y casi tuve que obligarlo a escabullirnos. Caminamos tal vez unos  diez metros cuando la tarima cedió al empuje del publico que pugnaba por alcanzar al degenerado. Afortunadamente habíamos dejado el carro como a una cuadra del lugar y sin sentir pronto estuvimos dentro del vehículo arrancamos y nos pusimos las de villa diego... Después de una media hora de silencioso viaje, ya casi llegando a Villanueva pudimos hablar, quizá porque nos costó digerir el evento. Lo primero que aquel dijo fue - Puta que clavo...yo no regreso a Antigua- Y, efectivamente pasó mucho tiempo para que ambos regresáramos a la Antigua. Pero en aquel instante los dos nos cagamos de la risa al recordar todo lo que paso...

1 comentario:

  1. La que se cago de la risa fui yo, jajajaja que clavon mas chilero, como no las "nenas" haciendose de la boca chiquita cuando estoy mas que segura que algunas se robaron sus condones para mas tarde, jajajaja les hubieran dicho que tenian sabores, jajajaj muy buen rollo primo.

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