Bernal Díaz del Castillo escribió
una larga relación de la conquista de México y las regiones vecinas, en su Historia
verdadera de la conquista de la Nueva España.
En ella escribe que Pedro de Alvarado llegó a Guatemala a principios
de 1524 al mando de una fuerza mixta compuesta de conquistadores españoles y
sus aliados nativos, en su mayoría de Tlaxcala y Cholula. Quienes meses antes
habían sofocado la sublevación del Cacique Tehuantepec, en la zona costera de
lo que ahora se conoce como el Estado de Chiapas. Una vez sofocada la revuelta,
los sublevados dijeron a Alvarado que más al sur existían ricos pueblos. De
manera que regresó al lado de Hernán Cortez y este le autorizó el viaje.
Alvarado emprendió viaje a finales del año 1523 y llegó a lo que hoy es la
república de Guatemala a principios del año 1524.
Internándose en territorio guatemalteco,
por la franja costera que de lo que hoy
es el municipio de Tecún Umán, San Marcos. Sometiendo a todos los pueblos que encontró
en su camino, para finalmente llegar a lo que hoy es Quetzaltenango, en donde
luego de enfrentarse al Cacique Tecún, en la batalla de Olintepeque fundó la
Villa de Salcaja que fue la primera ciudad fundada por los españoles. Luego
pasó a territorio Zutihil y una vez derrotados estos los Zutuhiles vieron la
oportunidad de deshacerse de sus antiguos enemigos los Pipiles de Escuintla. Y,
pusieron en antecedentes a Don Pedro sobre la existencia de Panatepec (Entre
cañaverales. Que hace referencia a la
abundancia en aquel tiempo de caña o vara de Coyote).
Alvarado guiado por los Zutuhiles
llegó hasta lo que es hoy el valle de Almolonga en Antigua Guatemala. Y bajó
por lo que hoy es la carretera que de Escuintla conduce a la Antigua Guatemala.
Llegó al sitio hoy conocido como el Rodeo y de allí por el camino que conduce
de ese lugar hasta lo que hoy es Siquinalá descendió hasta el antiguo
emplazamiento de Panatacat al que los Tlaxcalas que acompañaban a Don Pedro de
Alvarado denominaron Iztcuintlan o Iztcuintepeque (Cerro de los tepezcuintes,
dada la abundancia de los mismos en la zona.).
Alvarado llegó al poblado la
noche del 6 de mayo del año 1525, llovia torrencialmente y ninguno de los
pobladores de la antigua Panatacat, se aventuraba a salir. Incluso los
centinelas se guarecían del aguacero y habían dejado sin vigilancia la
población. Por lo que solo se percataron de la presencia de los españoles,
cuando ya era demasiado tarde. Pues habían invadido la plaza principal. No
obstante combatieron valiente y fieramente a los invasores durante tres largos
días. Acabando con la vida de varios españoles y cientos de Tlaxcaltecas.
Sin embargo la mañana del día 9,
Alvarado envió mensajeros a los pipiles amenazándolos con quemar sus sembrados.
(Maíz, cacao, frijol). Estos al ver amenazados los alimentos de sus hijos y de
ellos mismos accedieron a deponer las armas. Alvarado entonces paso a cuchillo
a los líderes de los pipiles. Asesinando a cientos de ellos, para después
incendiar la ciudad.
Alvarado por este evento fue sometido
a un Jucio de Residencia. (El juicio de residencia fue un procedimiento
judicial del derecho castellano e indiano, que consistía en que al término del
desempeño de un funcionario público se sometían a revisión sus actuaciones y se
escuchaban todos los cargos que hubiese en su contra. El funcionario no podía
abandonar el lugar donde había ejercido el cargo, ni asumir otro hasta que
concluyese este procedimiento. Generalmente el encargado de dirigir el proceso,
llamado juez de residencia, era la persona ya nombrada para sucederle en el
cargo. Las sanciones eran variables, aunque frecuentemente consistían en
multas.)
Quien promovió dicho juicio fue
Fray Bartolomé de las Casas, dada la crueldad con que Alvarado había actuado
contra los pipiles. Además del incumplimiento de parte del mismo de un
procedimiento que se conoció como Requerimiento de indios (fue un texto
español, creado en el contexto de las Leyes de Burgos y usado durante la
conquista de América, que debía ser leído a viva voz por los conquistadores a
grupos, asambleas o autoridades de los pueblos indígenas, como procedimiento
formal para exigirles, bajo explícita amenaza de guerra y esclavitud, su
sometimiento a los reyes españoles y a sus enviados (los conquistadores). Esta
exigencia a los indígenas era argumentada en el texto apelando al derecho
divino, que, de acuerdo a las creencias católicas, se había oficializado con la
entrega de las tierras americanas a la monarquía española por parte del papado.).
Mismo que no se cumplió en el caso de Escuintla. Este la invadió calladamente y
sin ejecutar la petición de que se entregaran.
Desafortunadamente, este en
apariencia primer juicio por derechos humanos conocido en América, no pudo
concretarse. Pues Alvarado fue convocado a Mexico la capital de la Nueva
España, para ser enjuiciado sin embargo mientras viajaba fue informado de una rebelión indígena en la zona de Jalisco,
decidió acudir en ayuda de sus coterráneos conquistadores. En una retirada, en
el Peñol de Nochistlán, el caballo del escribano Baltazar Montoya se resbaló,
cayó encima de Alvarado y lo arrastró por una ladera. El conquistador español
quedó tan mal herido que falleció a los pocos días, muriendo en Guadalajara el
4 de julio de 1541.