Cuando era patojo, allá por los años 60's, esta época del año era la más esperada. El clima de mi caluroso pueblo empezaba a cambiar mucho, un viento agradable y fresco invadía la ciudad, anunciando el cambio de temporada. Empezaban a aparecer los barriletes colgados en las tiendas, anunciando la proximidad del "DÍA DE TODOS LOS SANTOS".
El ambiente se sentía diferente, indicándonos que las vacaciones escolares estaban a la vuelta de la esquina. En mi casa desde el 15 de octubre mi viejita comenzaba a preparar sus encurtidos para el fiambre. Cebollas, pacayas, pepinos, en fin un sinnúmero, de delicias que ella preparaba para aderezar el plato tradicional del primero de noviembre.
Era fabuloso, todo aquello dos días antes se preparaba el curtido de las verduras, nos tocaba a mis hermanos y mi, picar la verdura, zanahoria, repollo, ejotes, papa, arvejas, habas, bruselas, todo sanchochado. Para que estuviera listo el Día de los Santos Difuntos. Mi vieja por cierto desde septiembre empezaba a hacer flores de papel crepé, que parafinaba y con las que posteriormente confeccionaba una preciosidad de coronas para los difuntos que después vendía. Por supuesto que 8 o 10 días antes mis viejos (a mi papá le encantaba el fiambre que mi madre hacia) viajaban a la capital a comprar en ASTORIA, todos sus embutidos.
Pero desgraciadamente como parte de esa perdida de la poca identidad chapina y la transculturación hemos ido perdiendo eso que nos daba cohesión como chapines. Ahora ya no celebramos el día de los Santos Difuntos, ahora celebramos el Halloween. Pero empecemos por establecer como nacen estas dos tradiciones. Una evidentemente de origen latino y la otra anglosajona.
El DÍA DE TODOS LOS SANTOS, es una tradición católica instituida por el Papa Gregorio IV quien ordenó en el año 835, que el mundo cristiano honre a todos los santos del cielo en esta fecha.
Se cree que Gregorio IV eligió el 1 de noviembre porque coincidía con una de las cuatro grandes fiestas de los pueblos germanos, y la política de la Iglesia en esos años era reemplazar y eliminar todos los ritos paganos. Y, el día 2 de noviembre se celebra el DIA DE LOS MUERTOS:La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos, es una celebración cristiana, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena.
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de Difuntos y las Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo, pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo.
En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia ortodoxa se celebra el primer domingo después de Pentecostés; aunque también la celebran las Iglesias Anglicana y Luterana. En ella se venera a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por tradición es un día festivo, no laborable. El cementerio, en estos dos primeros días del mes de noviembre, se convierte en una inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos.
En nuestra Guatemala la actividad se convierte en una mezcla de ancestrales ritos paganos con tradiciones católicas traídas por los Españoles en los siglos 16 y 17.
En nuestra tierra se realizan visitas a los cementerios dejando usualmente flores y a veces comida a los difuntos especialmente dulces en conserva al los que les llaman CABECERAS, se vuelan barriletes Gigantes en Sumpango y Santiago Sacatepequez y se degusta platillos tradicionales.
El departamento de Sacatepéquez es uno de sus mejores exponentes en cuanto a muestras culturales, el festival de barriletes en Sumpango es muy admirado por turistas, es una tradición orgullosamente guatemalteca, donde los creadores de estos barriletes se esmeran y sobre todo demuestran sus creatividad en la realización de estos, dándole a todo el público un momento de distracción y admiración para todos los que asisten.
Los barriletes son confeccionados con centenares papeles de colores que forman figuras multicolores que se elevan al cielo para mostrar el camino a las almas de los difuntos. Los preparativos inician 3 meses antes del evento, cuando se realiza el diseño del barrilete y se empieza a trabajar en el armado del mismo. Se requieren de cientos de pliegos de papel y mucha cola blanca para armar estas colosales piezas.
El día del evento se reúnen desde temprano a armar la base con cañas de bambú para luego unir el diseño y levantarlos para la vista de todos. Se organiza un concurso con diferentes categorías basándose en tamaños para elegir al mejor diseño y tema de barrilete. El evento se realiza en un ambiente acompañado de música de marimba y de comida típica tradicionales de la fecha.
Mientras que ahora toda la patojada anda con la mierda del Halloween, que por cierto significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.
El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.
El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.
En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.
Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.
Mientras que ahora toda la patojada anda con la mierda del Halloween, que por cierto significa "All hallow's eve", palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa "víspera de todos los santos", ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.
El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el "señor de la muerte", o "Samagin", a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.
El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.
En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de "santos" como la entendía San Pablo.
Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.
Yo me quedo con mi fiesta de Todos los Santos y mi Día de Muertos. A la mierda con esas costumbres anglosajonas que no tienen nada de cristianas. Yo recuerdo que al Cementerio de Escuintla íbamos con los cuates del barrio a comer de las cabeceras de los difuntos. Ayote en miel, Chilacayote, buñuelos, Moyetes. Y, cuando ya fui adolescente también íbamos pero ya no comiamos muchos dulces. Aprovechábamos al igual que los bolitos, a tomarnos el traguito que le dejaban a los difuntos. Saliamos bien a matraca del cementerio.
Recuerdo especialmente un 1 de noviembre en el que llegó mi compadre Edgar Barreto, a traerme a la casa serían las seis y media de la mañana y yo me había echado los tragos la noche anterior de manera que amanecí herido y con una goma de la chingada. Ahí por Monterrico se había muerto una su comadre y no quería ir solo al velorio ni al entierro. No tardó mucho en convencerme y como mi mamá estaba en casa de mi hermano en Guate, no había fiambre que comer. De manera que preparé mis bártulos para el viaje y atendiendo la recomendación de mi compadre metí en la mochila ademas de unos pantalones cortos, unas ropas negras para acompañar el luto de los amigos de mi compadre.
Cuando salimos serían las siete de la mañana, ya la cruda y el apetito se me habían despertado. De manera que como a las ocho de la mañana que llegamos a Brito una aldea a la orilla de la carretera que de Escuintla conduce a Taxisco Santa Rosa, paramos a desayunar donde doña Adela. La especialidad de la casa era carne de coche asada con frijoles parados, chirmol y tortillas tostadas o recién salidas del comal. En cuanto bajamos el olor a carne recien hecha, nos invitó a desayunar, en el fondo podía oírse el rítmico aplaudir de las tortilleras que hacían lo suyo sobre el comal. Pedimos nuestras carnes y yo supliqué que me llevaran una cerveza bien fría, que pronto estuve degustando. Unos cuantos minutos después devorábamos el suculento plato.
No tardamos mucho en el lugar, Edgar quería avanzar para llegar pronto a Monterrico y yo me aperé de otras latas de cerveza para el camino. Llegamos a Monterrico como a las 10:30, caminamos tal vez como unos 500 metros desde el embarcadero a la casa de la difunta. En la entrada nos recibió una doña de unos 45 años de muy buen ver, con unas brutas caderas que invitaban a una buena noche de sexo. Ella en cuanto a vio al Edgar se le dejó caer en sus brazos. (Yo todavía aseguro que fingió el desmayo). Aquel como pudo la sostuvo y entre los dos la llevamos a la sombra, una pariente apareció en el umbral de la puerta con un vaso con agua que le dieron a beber a la desmayada.
Pronto aparecieron el resto de miembros de la familia. Todos con los ojos rojos, hinchados del llanto, pronto mi compadre y yo estábamos intercambiando palabras y el consabido pésame. La dama desmayada resultó ser la hija más pequeña de la señora que en sus tiempos mozos había sido amante de mi compadre. Ella ya no lo soltó para nada. Yo hice cara de compungido y trate de ver donde estaba el guaro. Pero para mi desgracia los dueños de la casa eran evangélicos de manera que de trago nada. Pero si descubrí que uno de los nietos de la difunta andaba acelerado y a él me le pegue. Y no tuve mal ojo, el fulano tenia como tres botellas en la parte de afuera de la casa y salía a cada rato a darle macizo a la botella.
El almuerzo indiscutiblemente fue de pescado, faltaba más si estábamos a la orilla de la playa. A todo esto yo ya estaba no de goma sino medio socado, por tanta salida que nos habíamos echado con el nieto y entre las cervezas y los Venadriles que nos habíamos tomado me dío por contar chistes. Pronto estábamos un grupo de bolos afuera de la casa contando chistes y chupando. Adentro estaban los evangélicos y afuera los católicos.
Llegó la noche y con ella los tamales, cafecito caliente, pan, unos panes con pollo a la media noche. !Ah¡ pero me olvidaba en horas de la tarde los parientes evangélicos decidieron que a las nueve de la mañana iban a trasladar el cuerpo a la iglesia para un servicio de consolación. Y, los católicos dispusieron que iban a mandar a traer a Chiquimulilla a un mariachi para acompañar hasta su última morada a la difunta.
A las seis empezaron a repartir un consomé para levantar el ánimo de los que habíamos pasado en vela toda la noche. A las siete de la mañana ya estaban ahí los de la funeraria listos para la sacada del féretro. A las ocho y media salimos rumbo a la Iglesia Puerta del Cielo. Nos tocó cargar a la difunta que por cierto pesaba en puta. Como tuve que cargar dos turnos ya me dolía el hombro, pero afortunadamente la iglesia no estaba muy retirada y en cosa de media hora estabamos llegando. Ahí fuimos recibidos por el pastor que resultó ser un mi cuate, mas mariguano que la mariguana. Y, que cuando llegaba a la capital, se destrampaba todo. Chupaba, fumaba mota, andaba de mujeriego era una joya el cuate.
Al verme Luis (que así se llamaba el fulano), me hizo cara de no digas ni mierda, hacete el loco. Yo por supuesto que me hice cien variedades de bestia. El servicio fue solemne en realidad. Yo me sali un rato porque sentía que me ahogaba y ya estaba medio bolo-goma. (es decir medio tomado pero ya chingandome otra vez la goma). Afuera me tope con el Mariachi que en ese momento estaba llegando, todos ataviados al mejor estilo ranchero, con un traje oscuro. Esperaban la salida del féretro para empezar la tocada. El nieto bolo, junto con otros familiares también a verga, esperaban la salida del cadáver de la abuela para despedirla a su modo.
Por fin terminó el servicio y los familiares y feligreses amigos de la familia hicieron una valla y comenzaron a cantar coros evangélicos al paso del cortejo fúnebre. Cuando la comitiva enfiló hacia el cementerio del lugar, el nieto bolo, que por cierto se llamaba Néstor, un pisadito así prieto y gordito, algo chaparro el cabrón, dio la orden de empezar a cantar. En ese momento los del mariachi se arrancaron con Amor Eterno, de Juan Gabriel y los evangélicos pusieron cara de emputados. Y comenzaron a cantar más fuerte para que no se oyera la música mundana. El Néstor le hizo señas a los del mariachi que le dieran más fuerte. Los aleluyas también, al extremo que ya no cantaban, gritaban. Y, el Néstor con una botella en la mano chilla y chilla, ordenándole a los mariachis que tocaran más fuerte.
Afortunadamente ya íbamos llegando al cementerio y casi en la entrada a una vieja cachureca de esas aleluyas. Se le ocurrió decir que todos esos mariachis eran hijos de Satanás y lo peor es que lo dijo cerca del cuate que llevaba el guitarrón e iba a la par del de la Vihuela; este que supongo que ya andaba con sus tragos porque era el que venía a la par del nieto bolo, le chilló la madre a la vieja metiche. "Usté coma mierda, vieja cerota la hija del diablo será usté". Ante tales expresiones a la doña se le olvidó que era evangélica y le descurijingó un sombrillazo por toda la chapa al mariachi. Este ni lento ni perezoso, le zampó un bruto empujón a la vieja. El marido de la vieja que no era evangélico, se voltió y le trabó severendo vergazo al mariachi en la pura trompa. Este trastrabillo hacia atrás, se llevó la mano a la jeta y se dio cuenta que estaba chorriándo sangre. Recogió el guitarrón que se le había caído y se abalanzó sobre su agresor. Y, con el guitarrón le pegó un talegazo que hizo mierda el guitarrón que cayó al piso hecho pedazos.
Cuando esto sucedía, el cortejo fúnebre estaba llegando al sitio donde iba ser enterrada la viejita. Pero para entonces ya atrás se había desatado un zafarrancho que mis respetos, mi cuate Luis el pastor, trató de intervenir y fue recibido por el cuate de la trompeta que a punto estuvo de sacarle un ojo, para mientras el nieto de la viejita había comenzado a rempujar verga a diestra y siniestra, mi amigo el compositor, el Edgar quiso calmar las aguas y entre una evangélica y otro don que apoyaba a los mariachis la primera le metió un garrotazo y el segundo un pijazo en plena cara. Yo nada mula me eché para atrás a modo de tomar toda la película, pero fue inútil una de las hijas de la difunta me tortió la cara, pensando que yo había iniciado el vergueo.
Traté de llegar hasta donde mi amigo Edgar se encontraba pero los pijazos llovían por todos lados. A todo esto los señores que llevaban el féretro se percataron del vergueo y a punto estaban de bajarlo pero uno de ellos que era el papá del patojo belicoso el Nestor, se dio cuenta que le estaban cayendo entre varios al hijo y se zafo del extremo de la caja que el cargaba. Los otros perdieron el equilibrio y otro de los nietos y una nieta que sin duda andaban a pija también quisieron evitar que la caja cayera al suelo y lo único que lograron fue que la caja volara a la mierda. Y, cuando cayó la caja se abrió y volo a la mierda el cadáver de la viejita. La mara comenzó a correr a los mariachis juzgando que ellos eran los culpables, la mitad del pueblo se había congregado en el lugar y habían tomado partido de manera que aquello se volvió una batalla campal. Pues unos estaban a favor de los aleluyas y otros a favor de los católicos.
Cuando se percataron que el cadáver de la doña había volado por los aires y estaba de culumbrón sobre la tierra que habían sacado de la fosa. Dos viejas se desmayaron, yo corrí a auxiliar a una, pero la doña tenia una lecheria de la chingada y cuando quise sobarle el pecho para que reaccionara el marido lo interpretó como que le estaba metiendo mano. De manera que me cayo a pijazos y yo ni las manos pude meter porque estaba sosteniendo a la doña, el Edgar quiso hacer lo propio, a pesar que ya tenía el ojo como de cotorra y corrió con mas suerte, porque le toco una señora joven, cuyo marido estaba en los USA. Después de todo el vergueo...todos buscaban a los mariachis para taleguiarlos pero los cuates ya habían puesto pies en polvorosa y corrian hacia el embarcadero. Como pudieron se encaramaron en una lancha y se largaron. Mientras tanto, en el cementerio continuaron los pijazos, esta vez entre los parientes de la doña que se reclamaban por lo ocurrido a la viejita. Unos a otros se acusaban y a los evangélicos se les olvidó lo evangélico y se terminaron dando pija entre ellos. A todo esto mi compadre y yo cagados y temerosos de la cosa se pusiera peor. De manera que comenzamos nosotros también a ver como salíamos de aquel infierno. Que mochilas ni que maletines, como la Martina ya ni por los maletines volvimos. Yo echándole maldiciones a todos los cerotes, Edgar cagado de la risa cuando se vio en el espejo del pick Up. Yo como la gran puta porque me di cuenta que tenía la cara arañada. En fin, que tomamos rumbo a Chiquimulilla pues era lo que más cerca nos quedaba. Ya para llegar había un puesto de registro de la policia. Los tiras nos hicieron la parada y como el que nada debe nada teme. Paramos, los chontes cuando nos vieron todos arañados y pijiados con la camisa con la bolsa rota y yo con la mía desgajada. Pensaron que de cometer algún delito veníamos. Cuando empezamos con las explicaciones caimos en cuenta que adelante de nosotros tenían detenido al busito de los mariachis. Empezamos a cagarnos de la risa y los chontes cerotes mas como la gran puta. No entendían que estaba pasando. Así que uno de ellos nos amenazó con consignarnos si no decíamos la verdad. Edgar se metió la mano a la bolsa y se sintió sin duda un billete, le agarró la mano al chonte y le dijo es suyo. El otro sin ver de a como era se lo guardó inmediatamente y nos dijo que continuáramos. Nos metimos al vehículo y seguimos camino. Ya en el carro y al pasar a una gasolinera el Edgar buscó su billetera para hacer cuentas de cuanto le había dado. Se empezó a zurrar de la risa y me dijo vos dos billetes de a quetzal le di al chonte....me salió barato el pisado...
Así termino nuestra aventura del primero de noviembre, sin fiambre, taleguiados, pero con ganas de pasar otra aventura.
Recuerdo especialmente un 1 de noviembre en el que llegó mi compadre Edgar Barreto, a traerme a la casa serían las seis y media de la mañana y yo me había echado los tragos la noche anterior de manera que amanecí herido y con una goma de la chingada. Ahí por Monterrico se había muerto una su comadre y no quería ir solo al velorio ni al entierro. No tardó mucho en convencerme y como mi mamá estaba en casa de mi hermano en Guate, no había fiambre que comer. De manera que preparé mis bártulos para el viaje y atendiendo la recomendación de mi compadre metí en la mochila ademas de unos pantalones cortos, unas ropas negras para acompañar el luto de los amigos de mi compadre.
Cuando salimos serían las siete de la mañana, ya la cruda y el apetito se me habían despertado. De manera que como a las ocho de la mañana que llegamos a Brito una aldea a la orilla de la carretera que de Escuintla conduce a Taxisco Santa Rosa, paramos a desayunar donde doña Adela. La especialidad de la casa era carne de coche asada con frijoles parados, chirmol y tortillas tostadas o recién salidas del comal. En cuanto bajamos el olor a carne recien hecha, nos invitó a desayunar, en el fondo podía oírse el rítmico aplaudir de las tortilleras que hacían lo suyo sobre el comal. Pedimos nuestras carnes y yo supliqué que me llevaran una cerveza bien fría, que pronto estuve degustando. Unos cuantos minutos después devorábamos el suculento plato.
No tardamos mucho en el lugar, Edgar quería avanzar para llegar pronto a Monterrico y yo me aperé de otras latas de cerveza para el camino. Llegamos a Monterrico como a las 10:30, caminamos tal vez como unos 500 metros desde el embarcadero a la casa de la difunta. En la entrada nos recibió una doña de unos 45 años de muy buen ver, con unas brutas caderas que invitaban a una buena noche de sexo. Ella en cuanto a vio al Edgar se le dejó caer en sus brazos. (Yo todavía aseguro que fingió el desmayo). Aquel como pudo la sostuvo y entre los dos la llevamos a la sombra, una pariente apareció en el umbral de la puerta con un vaso con agua que le dieron a beber a la desmayada.
Pronto aparecieron el resto de miembros de la familia. Todos con los ojos rojos, hinchados del llanto, pronto mi compadre y yo estábamos intercambiando palabras y el consabido pésame. La dama desmayada resultó ser la hija más pequeña de la señora que en sus tiempos mozos había sido amante de mi compadre. Ella ya no lo soltó para nada. Yo hice cara de compungido y trate de ver donde estaba el guaro. Pero para mi desgracia los dueños de la casa eran evangélicos de manera que de trago nada. Pero si descubrí que uno de los nietos de la difunta andaba acelerado y a él me le pegue. Y no tuve mal ojo, el fulano tenia como tres botellas en la parte de afuera de la casa y salía a cada rato a darle macizo a la botella.
El almuerzo indiscutiblemente fue de pescado, faltaba más si estábamos a la orilla de la playa. A todo esto yo ya estaba no de goma sino medio socado, por tanta salida que nos habíamos echado con el nieto y entre las cervezas y los Venadriles que nos habíamos tomado me dío por contar chistes. Pronto estábamos un grupo de bolos afuera de la casa contando chistes y chupando. Adentro estaban los evangélicos y afuera los católicos.
Llegó la noche y con ella los tamales, cafecito caliente, pan, unos panes con pollo a la media noche. !Ah¡ pero me olvidaba en horas de la tarde los parientes evangélicos decidieron que a las nueve de la mañana iban a trasladar el cuerpo a la iglesia para un servicio de consolación. Y, los católicos dispusieron que iban a mandar a traer a Chiquimulilla a un mariachi para acompañar hasta su última morada a la difunta.
A las seis empezaron a repartir un consomé para levantar el ánimo de los que habíamos pasado en vela toda la noche. A las siete de la mañana ya estaban ahí los de la funeraria listos para la sacada del féretro. A las ocho y media salimos rumbo a la Iglesia Puerta del Cielo. Nos tocó cargar a la difunta que por cierto pesaba en puta. Como tuve que cargar dos turnos ya me dolía el hombro, pero afortunadamente la iglesia no estaba muy retirada y en cosa de media hora estabamos llegando. Ahí fuimos recibidos por el pastor que resultó ser un mi cuate, mas mariguano que la mariguana. Y, que cuando llegaba a la capital, se destrampaba todo. Chupaba, fumaba mota, andaba de mujeriego era una joya el cuate.
Al verme Luis (que así se llamaba el fulano), me hizo cara de no digas ni mierda, hacete el loco. Yo por supuesto que me hice cien variedades de bestia. El servicio fue solemne en realidad. Yo me sali un rato porque sentía que me ahogaba y ya estaba medio bolo-goma. (es decir medio tomado pero ya chingandome otra vez la goma). Afuera me tope con el Mariachi que en ese momento estaba llegando, todos ataviados al mejor estilo ranchero, con un traje oscuro. Esperaban la salida del féretro para empezar la tocada. El nieto bolo, junto con otros familiares también a verga, esperaban la salida del cadáver de la abuela para despedirla a su modo.
Por fin terminó el servicio y los familiares y feligreses amigos de la familia hicieron una valla y comenzaron a cantar coros evangélicos al paso del cortejo fúnebre. Cuando la comitiva enfiló hacia el cementerio del lugar, el nieto bolo, que por cierto se llamaba Néstor, un pisadito así prieto y gordito, algo chaparro el cabrón, dio la orden de empezar a cantar. En ese momento los del mariachi se arrancaron con Amor Eterno, de Juan Gabriel y los evangélicos pusieron cara de emputados. Y comenzaron a cantar más fuerte para que no se oyera la música mundana. El Néstor le hizo señas a los del mariachi que le dieran más fuerte. Los aleluyas también, al extremo que ya no cantaban, gritaban. Y, el Néstor con una botella en la mano chilla y chilla, ordenándole a los mariachis que tocaran más fuerte.
Afortunadamente ya íbamos llegando al cementerio y casi en la entrada a una vieja cachureca de esas aleluyas. Se le ocurrió decir que todos esos mariachis eran hijos de Satanás y lo peor es que lo dijo cerca del cuate que llevaba el guitarrón e iba a la par del de la Vihuela; este que supongo que ya andaba con sus tragos porque era el que venía a la par del nieto bolo, le chilló la madre a la vieja metiche. "Usté coma mierda, vieja cerota la hija del diablo será usté". Ante tales expresiones a la doña se le olvidó que era evangélica y le descurijingó un sombrillazo por toda la chapa al mariachi. Este ni lento ni perezoso, le zampó un bruto empujón a la vieja. El marido de la vieja que no era evangélico, se voltió y le trabó severendo vergazo al mariachi en la pura trompa. Este trastrabillo hacia atrás, se llevó la mano a la jeta y se dio cuenta que estaba chorriándo sangre. Recogió el guitarrón que se le había caído y se abalanzó sobre su agresor. Y, con el guitarrón le pegó un talegazo que hizo mierda el guitarrón que cayó al piso hecho pedazos.
Cuando esto sucedía, el cortejo fúnebre estaba llegando al sitio donde iba ser enterrada la viejita. Pero para entonces ya atrás se había desatado un zafarrancho que mis respetos, mi cuate Luis el pastor, trató de intervenir y fue recibido por el cuate de la trompeta que a punto estuvo de sacarle un ojo, para mientras el nieto de la viejita había comenzado a rempujar verga a diestra y siniestra, mi amigo el compositor, el Edgar quiso calmar las aguas y entre una evangélica y otro don que apoyaba a los mariachis la primera le metió un garrotazo y el segundo un pijazo en plena cara. Yo nada mula me eché para atrás a modo de tomar toda la película, pero fue inútil una de las hijas de la difunta me tortió la cara, pensando que yo había iniciado el vergueo.
Traté de llegar hasta donde mi amigo Edgar se encontraba pero los pijazos llovían por todos lados. A todo esto los señores que llevaban el féretro se percataron del vergueo y a punto estaban de bajarlo pero uno de ellos que era el papá del patojo belicoso el Nestor, se dio cuenta que le estaban cayendo entre varios al hijo y se zafo del extremo de la caja que el cargaba. Los otros perdieron el equilibrio y otro de los nietos y una nieta que sin duda andaban a pija también quisieron evitar que la caja cayera al suelo y lo único que lograron fue que la caja volara a la mierda. Y, cuando cayó la caja se abrió y volo a la mierda el cadáver de la viejita. La mara comenzó a correr a los mariachis juzgando que ellos eran los culpables, la mitad del pueblo se había congregado en el lugar y habían tomado partido de manera que aquello se volvió una batalla campal. Pues unos estaban a favor de los aleluyas y otros a favor de los católicos.
Cuando se percataron que el cadáver de la doña había volado por los aires y estaba de culumbrón sobre la tierra que habían sacado de la fosa. Dos viejas se desmayaron, yo corrí a auxiliar a una, pero la doña tenia una lecheria de la chingada y cuando quise sobarle el pecho para que reaccionara el marido lo interpretó como que le estaba metiendo mano. De manera que me cayo a pijazos y yo ni las manos pude meter porque estaba sosteniendo a la doña, el Edgar quiso hacer lo propio, a pesar que ya tenía el ojo como de cotorra y corrió con mas suerte, porque le toco una señora joven, cuyo marido estaba en los USA. Después de todo el vergueo...todos buscaban a los mariachis para taleguiarlos pero los cuates ya habían puesto pies en polvorosa y corrian hacia el embarcadero. Como pudieron se encaramaron en una lancha y se largaron. Mientras tanto, en el cementerio continuaron los pijazos, esta vez entre los parientes de la doña que se reclamaban por lo ocurrido a la viejita. Unos a otros se acusaban y a los evangélicos se les olvidó lo evangélico y se terminaron dando pija entre ellos. A todo esto mi compadre y yo cagados y temerosos de la cosa se pusiera peor. De manera que comenzamos nosotros también a ver como salíamos de aquel infierno. Que mochilas ni que maletines, como la Martina ya ni por los maletines volvimos. Yo echándole maldiciones a todos los cerotes, Edgar cagado de la risa cuando se vio en el espejo del pick Up. Yo como la gran puta porque me di cuenta que tenía la cara arañada. En fin, que tomamos rumbo a Chiquimulilla pues era lo que más cerca nos quedaba. Ya para llegar había un puesto de registro de la policia. Los tiras nos hicieron la parada y como el que nada debe nada teme. Paramos, los chontes cuando nos vieron todos arañados y pijiados con la camisa con la bolsa rota y yo con la mía desgajada. Pensaron que de cometer algún delito veníamos. Cuando empezamos con las explicaciones caimos en cuenta que adelante de nosotros tenían detenido al busito de los mariachis. Empezamos a cagarnos de la risa y los chontes cerotes mas como la gran puta. No entendían que estaba pasando. Así que uno de ellos nos amenazó con consignarnos si no decíamos la verdad. Edgar se metió la mano a la bolsa y se sintió sin duda un billete, le agarró la mano al chonte y le dijo es suyo. El otro sin ver de a como era se lo guardó inmediatamente y nos dijo que continuáramos. Nos metimos al vehículo y seguimos camino. Ya en el carro y al pasar a una gasolinera el Edgar buscó su billetera para hacer cuentas de cuanto le había dado. Se empezó a zurrar de la risa y me dijo vos dos billetes de a quetzal le di al chonte....me salió barato el pisado...
Así termino nuestra aventura del primero de noviembre, sin fiambre, taleguiados, pero con ganas de pasar otra aventura.